No mires al pasado
porque su sombra nos persigue,
mejor sigue la luz sublime
del tiempo que no llega,
del destino que sonríe.
Los momentos perdidos
son como las hojas humildes
que vuelven a morir en la tierra
para regresar a la misma esencia
de donde obtienen su origen.
Seamos como ellas, humildes,
aceptemos el reto y sigamos
por las sendas que nos permiten
una vida donde la paz se erige
en este amor que nos redime.
sábado, 6 de noviembre de 2010
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