Hace frío esta mañana,
al salir siento en la cara
el aire helado que raspa
con su agudeza mi alma.
Porque cala hasta los huesos
saber que de ahora en más
así serán todas mis jornadas,
frías y muy grises, sin nada.
Como si viviera en la luna
me siento lejos de ese planeta,
en un desierto oscuro, sin colores,
con un cielo de rara belleza.
Como un ave que no vuela,
soy prisionero de mi estrella,
de mi destino que no me devela
ningún atisbo, ninguna seña.
Ningún cambio vislumbro
más que al hastío de los días
que son copias malas del día
donde sentí tu ausencia.
martes, 19 de abril de 2011
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