Aún escribes que me quieres,
dices que no volví a buscarte,
no sabes que fui todos los días
hasta tu puerta a encontrarte.
Pero siempre la casa estaba vacía,
esas rejas verdes muy altas cerradas;
esa escalera a la nada no dejaba
más opciones que marcharme.
Un día por ese breve pasillo
mis pasos fueron bien marcados,
miré por la ventana aquella cocina
donde todavía de tu luz queda algo.
En tu habitación como un fantasma
en las sombras a veces me encontraba,
buscaba aquellos libros, esas fotos,
esos poemas que siempre te daba.
Pero nunca encontré nada
salvo tu nombre dicho en silencio
grabado en esos espacios vacíos
donde mueren los recuerdos.
viernes, 15 de julio de 2011
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