Busco perdidos recuerdos
en el tiempo que no viene;
en la noche de luna vacía
que de dicha se abstiene.
En el mar de la melancolía
que sólo arrasa, no se detiene;
se hunde muy profundo todo,
una Atlántida yace inerte.
Soy como un fantasma,
nada vive, ni nada siente;
los días son la triste rutina
de permanecer silente.
Como una roca estancada
en un precipicio perenne,
espero un poco de la taciturna
luz de una estrella durmiente.
No te encuentro en ninguna parte,
creo que esto es lo que se merece
cuando se pierden todos los sueños
en el fuego de la muerte.
domingo, 25 de noviembre de 2012
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