Me gusta el frio
del invierno en la cara,
esa sensación extraña
de sentir esa brisa
todas las mañanas.
Frías las manos,
fría la misma alma,
así como el cuerpo
que se estremece
al abrigo muy viejo
de vidas lejanas.
No hay otoño,
primavera, ni verano,
solamente la eterna
estación perpetua
de haberte olvidado.
miércoles, 7 de agosto de 2024
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