Acaso me permitas
descansar en tu cintura
mis manos cansadas de la búsqueda
eterna de un amor en penumbras.
En tus labios mis labios
en un beso muy suave como el aire
donde vuela el ave hacia un limbo
de horizontes distantes.
Paraiso de paz el infinito,
valle de tu piel que responde,
paisaje donde corren muy veloces
mis anhelos de ser siempre joven.
Las palabras se deslizan
por tus cabellos como la noche,
se tornan estrellas los reflejos
de la luna que nos conoce.
Disfruto así de la delicia
de un amor que es todo ternura,
toda pasíon y locura, cordura,
mágica ilusión y verdad última.
Tu cuerpo esconde mil flores
que se abren ante la llovizna,
su aroma visita con su armonía
los poemas de tu sonrisa.
martes, 8 de abril de 2008
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