Acepto las culpas,
de alguna manera
así siempre he vivido.
Siempre he sido
quien atenta al destino
en una revolución extraña
acaso sin ningún sentido.
Rompiendo la rutina
que me imponía la vida
caigo en la vaga agonía
de no saber mi camino.
El horizonte varía
cada noche de cada día,
no existen altas montañas
en mi senda definitiva.
No hay cielo ni lágrimas
que no haya visto lejos,
al mirar cada paisaje
marcado por el tiempo.
No existen complejos
más allá de los aromas
dulces y amargos
de los recuerdos.
Apenas la memoria
me muestra el acierto
o los errores perfectos.
miércoles, 21 de julio de 2021
PERFECTOS
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