Tengo la rutina
pegada en la vida,
incrustada en la cima
del camino triste
de cada día.
La sonrisa
apagada y ladina,
pues he aprendido
a ignorar las palabras
si así lo amerita.
Soy una máquina
tosca e imprecisa,
operada bajo leyes
contradictorias
que no se editan.
A la noche no sueño,
mis pocos pensamientos
son el simple efecto
de calcular los pasos
del mismo movimiento.
Así me lleva el viento
del verano tan intenso
al incendio del alma mía
que se hace cenizas
en el mundo incierto.
viernes, 18 de marzo de 2022
LADINA
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