Llegué del cielo
sin que nadie me invite,
caí desde muy alto
para yacer en el suelo
pero me levanto y sigo
mis pasos peregrinos
en este mundo incierto.
Soy el alma de todos
quienes todo perdieron,
el aliento último del ave
antes de su último vuelo
en un horizonte perpetuo
de estrellas en silencio.
El destello del trueno
en la tormenta misma
que suena y determina
su breve existencia
en su particular carisma
de fuerza sin medidas.
Ese lugar que nadie visita
y toda su belleza perdida
tiene esa triste nostalgia
de un pasado de flores
preciosas en jardines
que ya no tienen vida.
Tu pensamiento me guía,
me dicta las sendas
de todas las melodías
cuyas partituras antiguas
cantan los vetustos ángeles
de capillas destruidas.
lunes, 26 de diciembre de 2022
CARISMA
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