No se van nada
quienes nos dejaron;
llevamos cual faro
los recuerdos del alma,
esa luz tan cálida
que colma de nostalgia.
Eso es un abrigo
del cuerpo ante el abismo
de soledad y tristeza
que sin piedad golpean
todas nuestras ideas
que se quiebran.
No hay señales
por si alguien sabe,
de que estamos perdidos
con el corazón en añicos,
partido sutilmente
con cada latido.
Pero al fin de todo,
al final del camino,
se hace de a poco el destino
de sabernos todavía vivos
con el escudo bendito
de seguir el camino.
miércoles, 14 de agosto de 2024
CAMINO
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VISTA
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