Como sombras extrañas
reflejadas en la nada
caminamos esa tarde
como dos seres sin alma.
Es que nada ya se podía,
es que nada ya quedaba,
solamente el silencio
señal de la nostalgia.
Nunca más dije tu nombre,
nunca más volví a verte;
a querido así mi suerte
dejarme sin esperanzas.
Ni siquiera puedo ahora
leer lo que me decías,
soy cobarde y dejo dormidas,
en el papel, tus palabras.
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