Sus ojitos buenos
de mirada pícara,
sus manos fuertes
que sólo acarician.
Sus palabras dulces
que el alma le dicta
y será por eso acaso
que no lo comprendo
algunos días.
Tengo la gran dicha
de saber que nunca
la maldad misma
anidará en su pecho
pues su corazón puro
sólo conoce de sonrisas.
Jamás será malvado,
mezquino y egoísta,
simplemente será manso
ante el tiempo que pasa;
la vida misma despacio
le dará lo que necesita.
Por eso puedo dormir tranquilo
al pensar que alguno de estos días
podría quedarme en el pasado
como se quedan todos algún día;
mi niño será un gran hombre
de profunda sabiduría.
lunes, 15 de marzo de 2021
THEO
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