No sé que pensaba,
no sé que esperaba,
pero esas cosas
a mí no me pasan.
Debe ser una marca,
algún designio escrito
en no sé que libro,
no sé que página.
O acaso nada,
no hay destino,
es que así ha sido
desde mi infancia.
Mi amor es mínimo,
una cosa sin valía,
una palabra fría
que nadie admira.
De eso que se tira
en el olvido eterno;
si amo o si quiero
es un dato neutro.
Por eso espero
siempre desde lejos,
sin mirar por la ventana
el paisaje del cielo.
El tiempo fue sincero
y me ha dejado en claro
que debo ser inmenso
para soportarlo.
De un temple recio,
un carácter de hierro,
una humilde sonrisa,
una mirada sin miedo.
Pues, en definitiva,
no estoy en este mundo
para cumplir las letanías
del dulce amor eterno.
miércoles, 26 de enero de 2022
LETANÍAS
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