Estoy hecho de partes,
pedazos conforman mi alma.
Algunas veces soy bueno,
otras ganan las partes malas;
por momentos soy feliz, pero
a veces se quiebra la esperanza.
La remiendo como puedo y sigo,
trato siempre de cuidarla
pero es tan frágil que se desarma,
con la brisa más sutil se despedaza.
Serán las ilusiones que me invaden,
son tenaces y por más que uno las rechaza
anidan en nuestro pensamiento y nos dejan
un amargo sabor a nada cuando se marchan.
Las partes malas parecen más pesadas
que las pocas partes buenas que poseo,
me cuesta muchas veces ser bueno,
comprenderme y comprender el universo.
Quisiera estar hecho de aire, ser libre,
ser liviano y flotar por el cielo
disfrutando del destino que me dicten
los cambiantes designios del viento.
La inseguridad está grabada a fuego
y pesa como un abismo oscuro
arrastrando consigo las estrellas
a su centro de donde nada tiene regreso.
El amor le cuesta a mi lado malo,
la poesía es mi lado más bueno;
quizás puede lograrse el milagro
y consiga que todas mis partes
sean partes poéticas de mi cuerpo.
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