Soñé contigo mi primavera,
mi camino bajo la luna
tomando tu mano buena.
Sonreías y era como si el sol
en mitad de la noche saliera
a darle envidia a las estrellas.
Escuchaba tus palabras
narrando los hechos de tu vida,
sentía que estabas muy cerca.
Tu alegría era mi dicha,
tu mirada la razón primera
para escribir mis poemas.
Para que esa mañana misma
donde encontrara el vacío
enorme de tu ausencia.
Pudiera dejar en pocas letras
la impronta de una fantasía,
en un mundo de quimeras.
miércoles, 17 de agosto de 2011
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