No esperes que vuelva
porque me ido para siempre,
no me busques en el cielo,
en el fuego, o en la nieve.
Deja que parta mi cuerpo,
mi alma, mis pensamientos,
hasta los confines lejanos
de este mundo incierto.
Que mis palabras se eleven
como aves que remontan vuelo
para emigrar en busca de la luna
maravillosa de distantes cielos.
El olvido será mi tumba,
el silencio mi testamento;
no quiero ningún recuerdo,
lágrimas o sentimientos.
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