Amo
el reflejo
de
la luna en el agua,
es
fresco, es claro,
tiene
algo de magia.
Bebo
su luz mansa
para
apaciguar mi alma,
para
colmarme de paz,
de
estrellas blancas.
Para
caminar siempre
las
sendas que hagan falta
en
esta vida de altibajos,
de
cosas buenas y malas.
Llevar
en mis alforjas
algo
de esa dicha lejana
para
esparcirla en la tierra
que
germinará mañana.
Descansar
algún día
luego
de tantas jornadas
de
hacedor de versos,
soñador
de palabras.
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