Estás siempre ahí,
detrás de mi ventana,
mirando atentamente
lo que sucede en casa.
Te veo en las sombras,
en esas penumbras raras,
te percibo en la brisa
fría de las mañanas.
En cada palabra silente
que atraviesa la mirada
como una luz muy leve
que pronto se apaga.
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