todo lo terreno,
los hombres,
sus intrigas,
sus pesares
y duelos.
La melodía
clásica, antigua
de tiempos idos,
de cálidos besos
que opacaron
algún invierno.
La brisa,
esa caricia
de la nada
disipa nubes
cual neblina
de la mirada.
Todo pasa,
todo termina,
se renuevan
las personas
en una comedia
ya escrita.
Arriba nada,
todo es perfecto,
sin argumentos
más que silencio,
sin cambios,
sin esfuerzos.
Sin siquiera
algo de amor,
ni una espera,
una lágrima,
una quimera
o una flor.
Debe ser eso
tan ponderado
llamado perfección,
un estado sin cambios
porque todo ya cambió,
todo así es lo mejor.
Se siente nostalgia
de una vida alterada
por avatares sin magia,
por cambios de ánimo
de ángeles malvados
envidiosos, sin alma.
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