Una hoja vuela
llevada por la brisa,
en silencio se eleva,
quiere ser estrella.
Ser eterna ahí arriba
donde el tiempo siempre
se detiene y no importan
todas sus esquirlas.
Sueña dormida
ser al fin esa insignia
de los navegantes solos
al ver tierra prometida.
Un poema, la melodía
de todos los caminantes
de la senda llamada vida,
inspiración y dicha.
Así sigue su curso;
el viento no tiene rumbo,
no conoce de sus anhelos
quebrados y eternos.
No sabe que es dueño
de un destino frágil,
de una ilusión hermosa
que en la nada deshace.
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