No me importa nada,
ni el día, la noche o la mañana;
ni las horas profundas perdidas
en el horizonte de tu mirada.
Ni tus manos siempre amadas
recorriendo el lejano cielo
cuales gaviotas peregrinas
en tierras llenas de magia.
Ni los poemas recitados
por los dioses esclavos
de una mitología secreta
que a su modo te idolatran.
No me importa nada,
ni la lluvia, la luna o el abismo
que inexorablemente nos marca
una frontera entre montañas.
Ni el tiempo del universo
que nos pone en otras etapas,
en otras eras distintas ambas
para unir nuestras almas.
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