No es que no crea,
no es que lo niegue,
tampoco que impida
que los demás poetas
beban de esa fuente.
Pero es un concepto,
una idea del relieve,
borde de algo distinto
que pocos comprenden,
una imagen nos miente.
Nos dibuja razones
para hechos incoherentes,
cuestiones comunes siempre;
las vemos cual mitología
de dioses indiferentes.
Miramos programas
en la estúpida pantalla,
asumimos que es normal
que así las cosas salgan
si la pasión estremece.
Por amor no se mata,
no se deja ni se hiere,
el amor no posee nunca;
nadie es dueño ni depende
del otro para ser inherente.
Muchas canciones engañan,
nos adoctrinan cruelmente
para caer así en la absurda
paradoja que nos anula,
nos vuelve seres endebles.
Lo que muchos asumen
como una cuestión leve,
ni se piensa ni se madura,
es dar estadía a la locura
de una cordura hiriente.
Es como una burbuja
de ideas que se aprenden
desde la misma oscura cuna
en la caverna confusa
que terrible nos envuelve.
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