Caminaré sin cielos, ni abismos,
convencido de que ese será el destino
para dejarlo todo, renacer a la vida
como renacen las aves en sus nidos.
Como el tiempo perdido que se ha ido,
quedan los raros recuerdos suspendidos
de la memoria con sus frágiles hilos
que pueden cortarse en un suspiro.
Algunas hojas secas como ideas sin sentido
vuelan de cielo en cielo, sin rumbo fijo,
hacia horizontes muy lejanos y fríos,
donde todo parece, acaso, distinto.
Donde el pasado está siempre muerto,
como un recuerdo que llevará el olvido,
el presente es esto que pasa sin verlo,
este tiempo futuro que ya se ha ido.
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