Estás ahí siempre,
donde no voy a buscarte,
donde te encuentro silente,
donde quiero olvidarte.
Estás ahí, anhelante,
como si aún me quisieras,
como si aún pudieras amarme.
Como si toda esta vida fuera
una mentira infame donde nada
nunca acaba, ni se completan
los ciclos vitales.
Como el otoño que llega
para llevarse la primavera
a lugares distantes.
Estás ahí, aún puedes mirarme;
aún percibo tu fría miraba
y se congela siempre mi alma
en un invierno interminable.
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