A pesar de que veces caigo
en la desidia más profunda,
sienta que mi alma se fuga
a infiernos muy lejanos
todavía en mí queda algo,
una luz que todos llevamos.
Es la esperanza en un milagro,
la fe de que Dios no es en vano,
de que todo tiene un sentido
aunque parezca sin significado
en el medio del mismo caos,
donde no existe un orden claro.
Donde no sabemos si arriba es abajo,
si el norte es el sur y soñamos
con encontrar una salida, acaso,
a ese vacío enorme que es la soledad
de los días que se repiten uno a uno
como si estuvieran calcados.
Pero sé que un día de estos abro
esa puerta que he estado buscando,
tengo la llave siempre en mi mano:
es la esperanza que no se pierde,
la de ver en el horizonte, muy pronto,
ese amanecer que tanto he deseado.
en la desidia más profunda,
sienta que mi alma se fuga
a infiernos muy lejanos
todavía en mí queda algo,
una luz que todos llevamos.
Es la esperanza en un milagro,
la fe de que Dios no es en vano,
de que todo tiene un sentido
aunque parezca sin significado
en el medio del mismo caos,
donde no existe un orden claro.
Donde no sabemos si arriba es abajo,
si el norte es el sur y soñamos
con encontrar una salida, acaso,
a ese vacío enorme que es la soledad
de los días que se repiten uno a uno
como si estuvieran calcados.
Pero sé que un día de estos abro
esa puerta que he estado buscando,
tengo la llave siempre en mi mano:
es la esperanza que no se pierde,
la de ver en el horizonte, muy pronto,
ese amanecer que tanto he deseado.
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