Miro tu fotografía
donde no está tu cara,
tampoco tu sonrisa,
apenas la sutileza
del brillo de tu mirada.
La costa como dormida
de mar y gaviotas altivas;
el sol que se esconde lejano,
refleja su luz en todo
y todo parece fantasía.
Conozco la ausencia, el vacío,
esperar en vano una visita,
tan sólo una señal en el cielo,
acaso una leve luz que titila
como una estrella infinita.
Pero nunca pasó nada,
y nada pasa todavía;
el tiempo se congela
como mis manos frías
de ilusiones dormidas.
Por eso miro desde mi ventana
paisajes que nadie más mira,
tengo el don de ver esas cosas
como lo son las mariposas
oscuras de la ausencia misma.
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