No me mires, ni me llames,
no digas ese nombre infame,
ese mi nombre que decías
con tanto amor antes.
No provoques los recuerdos
que a propósito dejaste
cual bomba de tiempo
que mi cabeza abre.
Ni busques las estaciones
dulces de la primavera,
cada año como una flor,
en la noche cual estrella.
O esa luna lejana
que el pasado me presenta
como una preciosa película
de seres distintos, inefables.
No escojas esas letras
de las canciones nuestras
pare dejarme esos mensajes
que son dagas siniestras.
Vete bien lejos ahora,
como te has ido antes;
déjame una parte del mundo
para así poder olvidarte.
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