No estás
ahí donde estabas,
ni siquiera
donde no estabas.
Ni en en la luna,
la noche, el día,
la tristeza, la dicha,
todo, la nada misma.
En mis manos,
esas caricias; acaso
en los puños inútiles
que golpean arriba.
En el circo cotidiano
de la secuencia de días,
de esa monotonía
a la que llamo vida.
No estás,
nunca estuviste,
nunca supiste
lo que te quería.
No hay comentarios:
Publicar un comentario