Sientes,
vives, respiras
el aire de la poesía
oral o escrita.
Fotografías
de palabras,
de luces y sombras
nunca dichas.
Contornos,
sombras en la caverna,
manos que acarician
una realidad ajena.
Estás al borde
del rayo de los dioses,
diría Hölderlin,
al que conoces.
Yo contemplo
destellos de tu sonrisa,
mis manos vacías
acarician ironías.
Miradas perdidas
en horizontes sin alma,
de esos metálicos
como raras vallas.
Pero puedes ver lejos,
allá donde no comprendo,
donde lo llego nunca
con el pensamiento.
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