Para leer en voz alta,
parado arriba de la mesa.
A los gritos como pregones
de los antiguos poetas.
Para que todos se paren
en la calle a escuchar.
Atenta la gente toda,
tres minutos apenas.
Ganarse al público
como un carnaval de letras,
como un circo de la catarsis
en una demagogia poética.
¿Pero saben algo?
Me gusta esa loca idea,
que todos en lo alto
digan sus poemas.
Acallando el ruido blanco
de los celulares inventados
para de a poco alejarnos
del lenguaje tan claro.
Volvernos fríos,
seres todos productivos
de números cuales metáforas
del dinero metafísico.
Por que las revoluciones,
los verdaderos cambios,
comienzan por este lado,
por el pensamiento.
Por el lenguaje
que el mundo interpreta.
Vemos lo que pensamos,
comprendemos lo hablado.
Por eso veo con agrado
a quienes se cargan al hombro
todas las palabras aquellas
y las sueltan como palomas
Para llegar bien alto,
superando las azoteas
del mundo mediocre
vacío de poetas.
viernes, 24 de octubre de 2014
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