Unos pocos soles
al cielo llegaron;
no hay noche alguna,
no existe el ocaso.
Ni luna, ni estrellas
en este cielo extraño,
sólo luminarias ciertas
brillan en lo alto.
El tiempo se quiebra
de un modo fantástico;
todo sucede ahora,
instante cotidiano.
El antes no existe,
ni presente, ni pasado,
el mar está arriba
como flotando.
Todos estamos unidos
como por blancos halos,
somos una conciencia,
un ser inexacto.
Una peripecia cósmica
en esta singular galaxia;
el universo ha cambiado,
sus leyes quebrantado.
De repente la nada,
la singularidad ha ganado;
nadie se escapa nunca
de un vórtice cuántico.
lunes, 23 de marzo de 2015
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