No se hace nada
un domingo, lo saben,
por eso esto lo escribo
un día martes.
Se descansa,
se usa la familia,
se va a misa
o se miran películas.
Se planchan camisas
para la semana vecina
que, quizás no lo sepan,
comienza un domingo.
Una extraña ironía
amar el mismo día
donde comienza
esa palabra prohibida.
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