Hago mal las cosas
cotidianas de la vida;
será el destino mismo
o una suerte perdida,
pero no hay resultados,
nada sale a la medida.
Busco el sol de mayo
para pasar cada invierno
pero sólo me encuentro
con retazos de un cielo
donde apenas unas aves
tienen su camino eterno.
La primavera llega
con todas sus promesas,
con nuevas flores bellas
para los viejos jardines
que de su nada despiertan
a la breve vida nueva.
Pretendo jazmines frescos
para llevarlos a tu lado
pero apenas consigo brotes
de no sé que flores extrañas
que en silencio acomodo
como todo un gran regalo.
Me pierdo y no llego
ni al verano siquiera,
perdido en esos senderos
de lo aburrido y cotidiano,
caigo sin remedio alguno
en imaginarias fronteras.
Para todos lo normal
para mí es una escuela
en la cual nunca apruebo
los exámenes primordiales
para poder hacer carrera
en los años que me restan.
Por eso mejor no digo
lo que piensan las quimeras,
lo que sueñan las estatuas,
lo que persiguen las estrellas,
lo que me dicta quien sabe
cada uno de mis poemas.
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