en el peor de los lugares,
no tengo salida alguna,
nadie que me salve.
No hay ventanas,
las cadenas son pesadas,
no tengo una esperanza
que me libere el alma.
Es perpetua la condena
de quienes se quedan
en el camino del destino
esperando una respuesta.
Parados a la sombra
de unas ilusiones muertas,
en la comodidad mórbida
de una rutina eterna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario