Hoy el sol es raro,
sus claros rayos
son fríos, lejanos.
Un gorrión caído
descansa en mis manos
cual nido extraño.
No hay nube alguna
que nos cobije
en su leve penumbra.
Ni hay manera
de librarse de esta luz
que todo destroza.
De este brillo terrible
que congela y quema
el alma que yace rota.
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