Esta vez no sé
que pasa con la suerte,
debe haber quedado lejos
donde nadie llegar puede.
En un altar perdido;
en uno de esos manuscritos
enrollados y escondidos
del devenir del destino.
En un planeta lejano
todavía no descubierto,
misterioso entre nubes
de estrellas, polvo celeste.
En tus ojos cerrados
que ya más no me miran,
no son nunca más mi guía,
no son más mi faro.
Será por eso acaso
que deambulo las calles
sin ningún domicilio fijo,
como un desamparado.
Cual ave sin horizonte,
vuelo y vuelo muy alto
hasta caer cansado
en un mar distante.
lunes, 8 de mayo de 2017
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