Sube escalones la sombra,
uno a uno, de a poco se asoma,
se hace noche y no se puede
evitar que el sol se ponga.
Las calles solitarias se acortan,
se hacen breves pasajes, leves,
sutiles entre las penumbras
que ninguna luz desdibuja.
Las aves cantoras quedan mudas
absortas al contemplar la corta
vida de las nocturnas mariposas,
silentes voladoras de alas rotas.
Se apura el paso sin luces arriba,
sin esas luminarias que descifran
los códigos secretos de la noche
y nos brindan una salida.
La luna reina por ahora toda
en todos los lugares donde se mira,
donde llega el tiro de una piedra,
sea con la fuerza que sea.
Al amanecer huirán los fantasmas
que en pesadillas nos asolan,
serán breves recuerdos pesados
desvanecidos en sorbos de horas.
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