miércoles, 30 de mayo de 2018

BENIGNO

Si miras arriba,
a la noche misma,
al pasado ominoso
de las estrellas,
verás que cerca
estamos de la vida.

Son pocos los pasos
para ese milagro,
pero vamos acostumbrados
a ver apenas los finales
de todo lo que termina,
lo que se marchita.

La flor nace y muere
en su ciclo eterno de vida
o quizás sea la flor misma,
la misma flor cada día
que es eterna a su medida
única y desconocida.

Acaso el tiempo sea mentira,
el paso de los años, los siglos
sean apenas un sinsentido,
error de nuestras ideas
de lo que debe ser correcto
hermoso y hasta digno.

No comprendemos nada
de todo lo que conocimos,
para eso se necesita un alma
que tenga el brillo sublime 
del sol más dulce y benigno
del universo peregrino.

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