donde termina
el mundo,
no puedo nunca
encontrarlo.
En el refugio
siempre del pasado,
cuando era mejor todo,
el sabor no fue amargo.
En cada mirada de esas
que me reserva la gente
al mirarme sorprendida
buscando no perderte.
En los oscuros espacios
de las calles desiertas
donde antes estrellas
eran nuestro regalo.
Te sigo buscando,
descalzo,
con nada en las manos,
sin conciencia alguna
de mis pasos.
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