No creía,
no puede ser cierto,
pero tal vez exista
eso de mis sueños.
Cuando era joven
mi fe intacta en ello
me colmaba de poemas,
el alma de versos.
Creía ciegamente
en el amor verdadero,
luego con el tiempo
se fue diluyendo.
Me quedé encerrado
en mis pensamientos;
la realidad me mostraba
que todo era un cuento.
Un invento de poetas
para vender libros inciertos;
canciones para aquellos
ilusos del momento.
Pero vi unos ojos
con una mirada cual cielo
donde de pronto volaban
aves de mis pensamientos.
Un sonrisa, una dulce voz
que despertó el mismo sol
que pensé ya muerto y falso
como todo el resto.
Y aunque el otoño llega
siento que hay primaveras
todavía no descubiertas
por mi alma y mi cuerpo.
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