La noche es el día
de quienes soñamos despiertos,
las horas acaso efímeras
antes del sol nuevo.
Palabras muy escondidas
en las sombras del entendimiento
descubrimos y liberamos
en nuestros textos.
Rompemos el gran silencio
sepulcral de lo incierto,
cometemos el sacrilegio
de ser poetas en estos tiempos.
El día nos sorprende durmiendo,
cansados, locos y hambrientos;
cuales lobos atacamos el mundo
iluminado de los necios.
No somos nadie y eso
es lo que nos hace eternos,
lo dicho queda siempre impreso
en el alma y el pensamiento.
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