Nadie sabe el destino,
no conoce nunca la senda;
el destino tiene las riendas
y no hay ninguna manera
de cambiar la suerte necia.
La lucha es siempre ciega
pues no reconoce justicia
más que la llegada de los días
con sus respectivas consecuencias
para nuestra vida en la tierra.
Pero salimos felices en la noche
a buscar las prometidas estrellas
por la empecinada esperanza
que nos marca la agenda
de nuestra existencia.
Algunos tienen la dicha
de encontrar lo que sueñan,
lo que acaso esperan y luchan
para que eso así suceda;
otros caen en la tristeza.
En esa fría armonía
de notas siempre precisas
de la melodía compasiva
de una canción perdida,
un réquien de ausencia.
lunes, 9 de noviembre de 2020
RÉQUIEM
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