A pesar de todo
sigo mi camino,
sin miedo, ni hastío,
sólo con las ganas
de hallar el signo
mágico del destino.
Para ver siempre
la senda correcta
de los pasos míos
en el desierto grande
que es la vida misma,
este mundo ínfimo.
No caer de rodillas
en esos laberintos
de la rutina asesina
de sueños y amores
que parecían eternos
y se han perdido.
Pero no existe
esa guía perfecta,
esa marca en el alma
que nos haga exegetas
de los magníficos sinos
del libro de arena.
El tiempo es la respuesta,
a todo lo que se pregunta,
de todas las frías dudas
que solas nos interpelan
en el invierno que congela
nuestros pasos en la tierra.
Somos simplemente
ignorantes que no saben
que nada han aprendido
más que la dura mentira
que los oscuros muros
de sus cárceles muestran
con garabatos apenas.
viernes, 18 de diciembre de 2020
SINO
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