Estaré contigo todo el tiempo
aunque se empeñe el destino
en separarnos como si fuera
su única misión dejarnos lejos.
Que no habrá nada más que silencio,
más que un vacío inmenso, profundo,
como lo es este sentimiento.
Las flores son nuestras desde enero,
desde el verano mismo que nos invade,
baña de fuego este pequeño universo.
El invierno quizás nos sorprenda
guardando pedacitos de sol y luna
para sus noches eternas.
Nada importa si estamos lejos,
en otro continente, en otra época,
en otra lejana era.
Será cuestión de imaginarnos
siempre los dos, muy cerca,
como si estuviéramos juntos,
como si no estuvieras muerta.
lunes, 15 de diciembre de 2008
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