Otro día gris y muy frío,
llovizna y las gotitas duelen
en la cara que se congela.
No hay gente en las veredas,
son sendas donde las hojas perdidas
permanecen quietas y muertas.
Desiertas de personas,
son caminos brillantes donde veo
la luz reflejarse en ellas.
Todavía el sol no nace
en el horizonte de la mañana,
pero hay tantas nubes que no creo
que lo veamos siquiera.
Los recuerdos me persiguen
como furiosas herinias,
de repente caigo ante ellas
me golpeo con toda la tristeza.
Mis manos duelen y de rodillas
la llovizna se torna más dolorosa,
me levanto y sigo despacio,
no quiero más caídas.
No quiero hundirme en la desdicha
de pensarme solo una vez más en la vida,
ya pasará el tiempo como siempre,
ya olvidaré que te quería.
viernes, 15 de mayo de 2009
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