Es difícil ser poeta
en estos nuevos tiempos,
cuando gobierna el dinero
y wall street es el centro
del incierto universo.
Cuando las madres pugnan
por matar a sus hijos en su seno;
la indiferencia del mundo acalla
las melodías de los jilgueros
extintos como todo lo nuestro.
El planeta se muere lentamente
en un lamento de cenizas y fuego,
de tormentas arrasadoras y mareas
que cubren todos los continentes
como lavando pecados nuestros.
Nadie tiene en cuenta la poesía
cuando reina tanta mercadería
de lo agresivo, lo violento;
la muerte es muy delgada
como esas modelos que vemos.
Pero no importa, después de todo,
si el don de la poesía no cuenta
de este lado de los acontecimientos,
se burlen de quien aún siente algo,
de quienes creen en el amor eterno.
La tierra se renovará por completo;
renacerá la belleza destruida
sin piedad alguna por el hombre,
la que arrebató en su estúpida utopía
carente de todo sentimiento.
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