Estaré donde miras,
en la lejana nada infinita
del cielo que se precipita
como lluvia tranquila.
En el café que brilla
como un espejo del alma fría,
siempre oscuro y su aroma
recuerdo de cosas perdidas.
En las hojas secas que vienen
quien sabe de donde en la brisa,
entran algunas por la ventana
para quedar en la casa dormida.
Me verás cuando cierres los ojos,
cuando pienses que es así todo,
que el destino juega siempre rudo
con el amor que parece de locos.
Me verás como te veo ahora
en el silencio escaso, en las sombras,
en las mariposas que vuelan lejos
como el tiempo que nunca sobra.
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