El mar no siente nada,
es un montón de agua salada,
con olas que van y vienen
en las costas olvidadas.
Pero tiene algo de magia,
algo que no sé explicar
pero que me da mucha paz,
me ilumina el alma.
Por eso navego siempre
en contra de toda la corriente
con mis sueños soy marinero
que nunca a nada teme.
No me importan las tormentas,
ni si el oleaje es muy fuerte,
salgo a la aventura dispuesto
a combatir contra serpientes.
Las sirenas me cantan en la noche
sus melodías que a todos seducen
pero resisto sin atarme a un poste,
canto con ellas entre nubes.
Mi imaginación se eleva
hasta los cielos más lacustres
donde mi nave de sueños navega
como un crucero de luces.
Voy así hasta el infinito
donde en una isla cometa
te encuentro como eras,
como aún se te recuerda.
Como mi vida, mi sueño,
mi dulce anhelo, mi consuelo,
el mejor de los recuerdos,
un beso, un vacío por dentro.
miércoles, 21 de marzo de 2012
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