Muchos en este mundo pasajero
se creen dueños de altos poderes
como dioses falsos inventados acaso
por seres sin algún atisbo de sentimiento,
reflejos oscuros de vacíos intelectos.
Ceguera de concepto alguno del tiempo,
su mirada no puede ir más allá del momento,
de ese mismo instante donde buscan el placer
egoísta de complacer su corrompido cuerpo
y caen, siempre caen, al maldito infierno.
No hablo del infierno literario del Dante,
ni de ese que mencionan los evangelios,
hablo de su misma pobre vida perdida
cuya muerte apenas si les será un consuelo
porque son nada y nada merecen del cielo.
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