La noche trae el frío
de estrellas lejanas,
de una luna silente,
de una paz quebrada.
No hay sueños, ni nada;
sólo pasos sobre la escarcha
quiebran el delgado hielo
de recuerdos sin alma.
De vez en cuando
parece que el sol conmovido
deja caer sus dulces rayos
sobre el paisaje dormido.
Pero son reflejos en el agua
de extrañas imágenes pasadas,
en estos tiempos de soledad,
sin sentimientos, ni esperanzas.
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